MúsicaReseñas

Los mejores álbumes 2016.

Vuelvo a escribir reseñas sobre lo mejor del año, esta vez álbumes editados en 2016. Tremendas producciones, un gran año. Por razones de espacio (en el periódico que publica mis columnas) no entraron las reseñas de algunos álbumes: nombrar a Branford Marsalis Quartet, Reiner Baas, Dr. Lonnie Smith, Kate Bush, Francisco Fattorusso, Brad Melhdau Trio, Eruca Sativa, Wadada Leo Smith, Aziza, Julian Lage y otros que editaron grandiosos trabajos. Las publicaré más adelante aquí. 2016 fue un gran año en la música popular. Viva la música. Empecemos (sin orden establecido).

 

 

 

 

Funk Factory – Funk Factory (Jazz Funk)

Funk Factory es un proyecto de un gran músico polaco: Michal Urbaniak, saxofonista y violinista que escribe (con alguna colaboración), arregla y produce este álbum. Urbaniak nace en Varsovia, luego de tocar un tiempo por allá se muda a Estados Unidos en 1973 y entra con una beca a la mítica Berklee College of Music. Graba con Miles Davis, Larry Coryell, Billy Cobham, toca con la realeza del jazz mundial en Nueva York. Tiene más de 60 álbumes grabados. Este álbum es una reedición de 1975, de hecho sale por primera vez en CD en 2016 y me permito incluirlo en esta lista por merecimiento. Reissue del año.

Cuenta la historia que en NY se decía que los europeos del este eran muy ‘duros’ para tocar funk y nace este disco como respuesta (no estoy seguro si lo logra o no). La formación es asombrosa, la cantante y esposa Urzula Dudziak, Wlodek Gulgowsky en teclados, el cantante Bernard Kafka y una base rítmica norteamericana impresionante: Anthony Jackson y Tony Levin (que llega a La Paz en marzo) en bajo, Steve Gadd y Gerlald Brown en batería, Barry Finnerty y John Abercrombie en guitarras.
Es un viaje excéntrico, créanme, funk jazz polaco (bauticemos con algo a esto), a momentos oscuro, a momentos clásico con melodías inesperadas, transformadas, atípicas del género, de tradición académica y folclórica europea. Urbaniak nos lleva a un lugar que nunca habíamos estado. Fantástico. Anímense.

 

 
Esperanza Spalding – Emily’s D+Evolution. (Jazz Contemporáneo, Crossover Jazz)

Esperanza no deja de sorprender. Su habilidad para caminar entre géneros es admirable. Creo que este álbum se convirtió en mi favorito de sus 5 editados. Un proyecto que le tomó alrededor de tres años, complejas armonías a las que nos tiene acostumbrados, esta vez al jazz contemporáneo y neosoul se le suman el prog-rock, la experimentación, el avant-garde y el art pop. Hay muchas músicas que me vienen a la cabeza al escuchar este fantástico e indescifrable álbum: Weather Report, Mahavishnu Orchestra, Hendrix, Captain Beefheart, Joni Mitchel (tal vez lo más notorio), Steely Dan, Zappa, todo metido en la gigante mente de esta mujer que es nomás, hoy, lo mejor y la vanguardia de la rama Berklee. Los desafío a que escuchen todo eso. La banda es maravillosa, Esperanza escribe, coproduce (con Tony Visconti, sí, el mismo de Bowie), toca el bajo fretless y canta, Matthew Stevens en la guitarra eléctrica (amo su trabajo, guitarrista enigmático, casi bowieano, le pone texturas impresionistas al sonido del disco, el que más destaca de la banda para mi gusto), Justin Tyson y Karriern Riggins en la bata, Corey King en teclados, entre otros. Excitante y adrenalínico álbum. Gracias Esperanza Emily Spalding.

 

 

Bon Iver – 22, A Million (Música Alternativa, Indie Alternativo)

Tercer álbum del proyecto de Justin Vernon. Me encanta su trabajo, creo que la evolución natural que presenta en este álbum me atrapó. Voces procesadas con armonizadores y vocoder, una búsqueda más experimental. Todo parece estar encriptado para que busquemos alguna solución, un juego que nos propone Vernon desde la tapa del álbum. Las canciones tienen títulos con letras, números y signos, por ejemplo: ‘715 – CRΣΣK’ es el tercer track en el que luego de un sonido casi industrial y saturado Vernon canta a capella con el vocoder y un motif esencial en la obra. Continúa el álbum con melodías en falsete adornadas con efectos de voces, sonidos posmodernos, cuasi robóticos. Es el mundo hoy, no es una distopía. Luego entra en una especie de viaje onírico surreal que nos prepara para lo que creo que es la canción central del álbum: ‘8(circle)’, una maravilla de melodía flotando sobre un colchón de cuerdas y sinths. En ‘___45____’ exhibe un arreglo de saxos y voces modernoso y el álbum cierra con ‘00000 Million’, un gospel futurístico.
Baterías reales, baterías programadas, sintetizadores, OP-1, DX7, saxos, trompetas preparadas, samplers,  cuerdas, bajos y cantantes varios. Estructuras narrativas distintas a lo que nos tiene acostumbrados la música popular. Todo eso para describir su mundo y el tuyo si te conectas, si pones bien esas contraseñas. Uno de mis músicos favoritos actuales. Tremendo y ambicioso álbum.
 

 

 

Leonard Cohen – You Want It Darker (Cantautor)

Chapeau para el cantautor más elegante (¿querían dar un premio de letras a un músico?, ¿hola?)   . Cohen nos deja un álbum/testamento monumental (lamentablemente el décimo cuarto y último). Una vez más lo tengo en mi lista de mejores del año como en 2014 con ‘Popular Problems’. El álbum abre con esta rima: «If you are the dealer, I’m out of the game, If you are the healer, it means I’m broken and lame».
Piano, cuerdas, contrabajo, hammond, guitarra y algunos coros crean una atmósfera perfecta para que las palabras y la voz de este gran poeta y artista nos atrapen. Me pregunto cómo es posible que se disfrute tanto un álbum de Cohen, inclusive me arriesgo a decir que podrías no entender un ápice de inglés y amar este álbum inevitablemente (algo que particularmente no me sucede con Dylan, me aburre). La voz, la mística de sus canciones, la nostalgia, la verdad con la que nos habla, la manera en que nos mira (sí, mira) hace que lo aplauda de pie por siempre. Gracias por tanto Leonard. Exquisito.

 

 

 

David Bowie – Blackstar (Rock alternativo, Prog Rock)

Bowie es un artista enorme y es otro que nos deja un último trabajo (muere a los días de presentar este álbum). Se despide con una búsqueda misteriosa, inclusive oscura, un sonido moderno e inesperado, como si fuera a encontrar algo para más adelante, pero sabía claramente que no, y eso demuestra su grandeza una vez más. Los casi 10 minutos del track 1 ‘Blackstar’ son difíciles de escuchar hasta que entiendes. Es una obra con estructura de suite. Cuando el tema se calma, dispara en el medio de tu cabeza (quizás para que entiendas algo): esas dos voces repetitivas en quintas justas pero fuera de la tonalidad y el acorde (“I’m a blackstar”, “I’m not a gangstar”, “I’m not a filmstar”, “I’m not a popstar”, “I’m not a marvelstar”, “I’m a starstar”) son increíbles. Me imagino mucha gente incomodándose con ello, seguramente lo puso de entrada para joder y espantar a los que no estén dispuestos a escuchar una obra difícil, luego esas quintas continúan pero como melodía, hermosamente oscuro. En el track 2 el batero Mark Guilliana y bajista Tim Lefebre, dos grandiosos y conocidos músicos que grabaron con la aristocracia musical reciente, construyen una atmósfera donde Bowie puede moverse magistralmente y dejar espacios para que los saxos metan solos jazzeros en una textura frenética.
En el tercer track ‘Lazarus’ me quebré. Es enorme esta canción, la letra y la manera en que la canta, tiene tanto drama que es imposible no sentirlo. Devastadora. De las mejores canciones que nos deja Bowie en la historia. Creo que no es necesario seguir escribiendo del disco. Una obra en todos los sentidos. Rock futurista, ¿Puedes reinventarte al final? Sí. Murió siendo nuevo.

 

 

 

Gregory Porter – Take Me To The Valley (Vocal Jazz)

En 2014 Porter gana el Grammy a mejor álbum Jazz vocal, ahora con este está nominado nuevamente para la edición actual. Honestamente me encantan sus cuatro álbumes, es un gran compositor y un barítono excelente. Junto a su productor logra un sonido refinado. Chip Crawford en piano y arreglos, Emanuel Harrold en batería, Aaron James en el bajo y contrabajo, Yosuke Sato en saxo alto, Tivon Pennicott en saxo tenor junto a otros grandes músicos graban este trabajo que lo consolida en el género. Gregory Porter es el número uno hoy (yo soy de los que prefiero los que escriben su propia música y eso en este género no es tan común). Todo suena cálido, expresivo, con swing (a ratos se acerca al buen soul). Junto a ‘Liquid Spirit’ ya es mi álbum favorito.

 

 

 

Radiohead – A Moon Shaped Pool (Art Rock)

Noveno álbum de estudio. Un grupo de once canciones en orden alfabético de las cuales dos ya daban vueltas en conciertos hace décadas, son la primera y última del álbum. ‘Burn the witch’ es la encargada de abrir, luego en ‘Daydreaming’ comienza el trance. Una hermosa canción en piano y arreglos de cuerdas en capas, coros invertidos en crescendo. Paisajes instrumentales largos, cerrando con una especie de (perturbadores) ronquidos. Greenwood es cada vez una pieza más importante, sus arreglos vocales y de cuerdas son grandiosos. Lo mismo pienso de su productor e ingeniero Nigel Godrich, es casi como la relación George Martin y Beatles. Los motifs en piano y guitarras son perfectamente explotados agregándoles arreglos y la dolorosa voz de Yorke flotando por todo el álbum. ‘True Love Waits’ al fin está en un álbum, la banda y Godrich lo intentaron en varios discos, ahora con un piano (y otro encima agregando desesperación) está registrada en estudio para siempre, gracias por esa canción, es asombrosa.

Están haciendo la música que crearon ellos en todo este tiempo, no creo que hayan buscado algo nuevo, solo lo hicieron. Tom está adolorido. El buen rock todavía existe y esa afirmación se la debemos en gran parte a esta banda. El amor verdadero espera, no te vayas.

 

 

Nick Cave and the Bad Seeds – Skeleton Tree (Cantautor, Rock)

Nick Cave siempre nos entregó oscuras historias. Densas, góticas, violentas. No puedo imaginarme lo que será grabar un álbum palpando la muerte de tu propio y adolescente hijo (Arthur, su hijo de 15 años, perdió la vida después de una caída desde un acantilado).
Desde la primera canción (‘Jesus Alone’) es un álbum desgarrador. “Con mi voz, te estoy llamando”. La base es un caos de estática, algo que no descifro en un registro grave, unas cuerdas, un piano y un sonido ultraagudo tipo sinth análogo en una capa superior, todo medio disonante. La voz y la letra de Cave son demasiado intensas. No tengo idea como logra hacer esto. La mayoría de estas canciones estaban escritas antes de la muerte de Arthur, pero hablan de caídas, pérdidas, desolación y muerte.
El álbum continúa en un registro bajo, con el sonido oscuro y desolado. En el track 4 ‘Magneto’ se escucha esto: “Mi sangre era para las mordazas y enfermedades de otras personas / mi pequeño recuerdo monstruoso me había tragado entero / Era el año en que me convertí oficialmente la novia de Jesus, / y en el espejo del baño me veo vomitar en el fregadero / por toda la casa escuchamos los himnos de las hienas”.
Nick parece estar en medio de una pesadilla pero no actúa con miedo, lo destripa para dejar canciones.
Al final, en la octava canción, ‘Skeleton Tree’ el álbum parece más calmo y con algo de luz, los acordes se sienten así, ‘nada es gratis’ dice acompañado de un coro femenil, “todo está bien ahora” repite. Este álbum es una película. Deberías verla (aunque te he metido un montón de spoilers).

 

 

 

Ed Motta – Perpetual Gateways (Soul – Jazz)

La música de este brasileño me fascina desde hace muchísimo cuando lo descubrí en los noventas. Multinstrumentista, gran compositor, arreglista y una de las mejores voces del género en el planeta, les aseguro. Este álbum es un lujo, grabado en Estados Unidos con la producción de Kamau Kenyatta (productor de Gregory Porter), Greg Phillinganes y Patrice Rushen en pianos y Rhodes, Hubert Laws en flauta, Cecil McBee Jr. en el bajo, Curtis Taylor en trompeta, Rickey Woodard en saxo tenor. Complejas canciones, lindos arreglos, soul y jazz brasileño. Ed Motta se pone al nivel de grandes y no defrauda. Es uno de los mejores discos de su carrera dividido claramente en dos partes, las cinco primeras canciones en formato soul y las cinco siguientes claramente más jazzero dejando más libre a la superbanda y mostrando grandes paisajes musicales. Excelente álbum.

 

 

 

Anohni – Hopelessness (Electronic-Pop-Experimental)

Este álbum es una de mis más grandes sorpresas, descubrir una nueva voz cargada de una propuesta honesta, necesaria y actual es para aplaudir. Su carrera empieza como ‘Antony and the Johnsons’. Ella es ahora una artista transgénero, se llama Anohni y este es su primer trabajo bajo ese nombre. Hudson Mohawke y Oneohtrix Point Never (algo así como la vanguardia electrónica experimental actual) co-producen el álbum con ella. Debo ser honesto, no escucho este género, no había encontrado algo que me llame la atención como para quedarme a escuchar un álbum entero (creo que alguna vez ya comenté, no concibo otra manera de escuchar música que escuchando álbumes enteros), pero estas canciones, textos y sonidos son atrapantes. Es bueno es tener la mente abierta para recibir algo distinto.
Quiero empezar a describir esto. La voz de Anohni es extraña, dramática/desesperada, tiene un vibrato y un registro (masculino) que jamás escuché, los paisajes sonoros electrónicos son intensos.Textos feministas, políticos, directos, que hablan sobre la violencia, la guerra, los drones, el gobierno, el racismo, la primavera árabe, el cambio climático, el patriarcado, la crisis. Textos provocadores. Un manifiesto. Me quedo con el gran momento de ‘Hopelessness’. Es un álbum brutal y hermoso que describe explícitamente el horror en el que vivimos.

 

 

 

 

John Scofield – Country For Old Men (Jazz)

Interesante título, un juego de palabras de la gran peli de los hermanos Coen anunciando que se trata de música Country. Scofield es de mis top 5 guitarristas favoritos de la vida. Honestamente debo decir que antes de abrir el álbum, al leer la lista de canciones y sus autores me asusté (George Jones, Hank Williams, James Taylor, J.P. Webster, Dolly Parton, Shania Twain, Darrell Edwards, etc).
La banda está formada por Steve Swalow en bajo, Larry Goldings en órgano y piano y su batero Bill Stewart (varios álbumes con él y también con los dos Pat: Martino y Metheny), El álbum abre con ‘Mr. Fool’ conocidísimo tema de la leyenda del country G. Jones. No me entusiasmé demasiado aunque su manera de tocar y su sonido estaban allí. El track 2 ‘I’m so lonesome I Could Cry’ es una vieja y conocida canción de Hank Williams de 1949, bueno, Scofield se toca todo en este tema, debe ser uno de sus mejores solos grabados en su carrera, toca frases impresionantes inside y outside moviéndose sobre la armonía con destreza desorbitante, sesenta y cinco años y es monumental lo que es capaz de tocar, por favor escuchen ese solo extraordinario. Hay que tener una clase enorme para homenajear a un género así. La música que emana de Scofield se apropia de estas canciones para versionarlas de esta manera. Como muestra deberían escuchar la guitarra (tan dulce) en “You’re Still The One” (Shania Twain), no lo creerían. Genial Mr. Scofield, por favor siga grabando.
 

 

 

Joshua Redman & Brad Mehldau – Nearness (Jazz)

Primer álbum de este dúo de amigos que siempre andan tocando juntos, invitándose en sus proyectos, viajando, etc. Temas originales y standards grabados en vivo en su tour europeo.
La manera en que conversan tocando obviamente tiene que ver con esa larga amistad. Dos de los mejores instrumentistas e improvisadores de su generación y quizás de la escena en general actual, además de grandes compositores. Seguramente por ello pueden hacer un álbum en vivo de este nivel casi sin proponérselo. Sinergia musical.
El álbum abre con ‘Ornithology’, complejo tema de Charlie Parker. Saxo tenor y piano, improvisan juntos conversando sin pisarse una nota, desarman y arman de nuevo la obra, la dominan a la perfección. En la segunda canción, escrita por Mehldau, Redman toca el soprano y confirma la habilidad que tienen para tocar juntos anticipando maravillosamente lo que toca el otro. Este contrapunto vive en todo el álbum. Aplausos.

 

 

 

 

Eruca Sativa – Barro y Fauna (Rock – Power trío)

Lula Bertoldi, Brenda Martín y Gabriel Pederner forman este power trío argentino. Este es su cuarto álbum de estudio en la gran carrera que vienen haciendo. Producido por Adrián Sosa (Bajofondo) y grabado en Los Angeles en East West Estudios. Suena increíble. Un maquina furiosa. Lo que tocan estas dos chicas y Gabriel es increíble y muy importante para el rock en nuestro idioma. Grandes temas, mucho riff, sonido clásico de Telecaster y el bajo saturados (a ratos medio Primus), combinado con momentos donde la guitarra acústica parece dar un respiro para que vuelva todo el poder del sonido de esta banda. Está la mano de Anìbal Kerpel en la mezcla y entre los invitados Gustavo Santaolalla, creo que van por más, intentarán pisar todo el continente. Yo les creo, es de mis bandas favoritas de rock alternativo de la región. Escuchen la energía de estas cordobesas.

 

*Esta columna fue publicada parcialmente en Letra Siete, suplemento de literatura y arte del periódico Página Siete.

 

2 comentarios en “Los mejores álbumes 2016.

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