Cavilaciones

Finales.

Los finales difíciles necesitan un golpe fuerte de puerta cerrándose. Quizás es un ritual desde que existen las puertas y uno puede nombrar esa metáfora. Presentí casi desde el principio que esto no iba a acabar bien. Vi las señales todo el tiempo. Me engañé teniendo esperanza de estar equivocado. Me decía: si no tengo la información completa es posible que me equivoque, mejor sigo confiando, a veces simplemente hay que confiar en una mirada, en una dulce voz, en unos rulos que envuelven los escudos y los retiran, los seducen con habilidad. Los ojos, la piel todo es parte de la trampa. Uno ya ha pasado a jugar el segundo tiempo de la vida y continua con los mismos errores juveniles. Al parecer, saber leer los patrones, identificarlos, establecer una definición de la realidad bastante cercana en base a información parcial funciona cuando eres estricto. Estoy entrenado en ello. Pero no contra sus hechizos. Hoy pude escapar al fin. Desenmascarar a alguien tan cínico tiene su recompensa. Después de tanto teatro, manipulación y prestidigitación ganar una batalla ante un hábil oponente es genial. Debo reconocerlo. Al final tuve una gran idea, sacarla de su zona de confort, llevarla a un lugar donde sus superpoderes no funcionan. Un lugar público. La atrapé rápidamente, no me duró casi nada. Bastante simple. Ni se dio cuenta de que lado la atacaba. No le deseo mal, ella se lo hará sola.

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