Me parece sistemático deambular en busca de referentes. Me parece sintomático que el señor que vive al lado se quede completamente solo. En las mañanas que salgo a caminar suelo encontrarme con un gato negro, ya me reconoce, me hice su amigo. Casi siempre está por la misma esquina. Solo yo sé las esquinas por las que pasé. Luego de algunos meses una mañana cualquiera, descubrí que eran dos gatos. Iguales. Iguales como dos gatos negros. Me dio gracia pensar en cómo los saludaba y hablaba con cada uno. Seguramente se reían. Quizás me sucede algo parecido con otras cosas de la vida y todavía no me enteré. O quizás soy yo el que mira siendo distinto. Quizás somos dos y nos turnamos para salir, para opinar, para conocer. Arreglamos las salidas, tipo sorteo o algo así. Luego compartimos las historias y así salimos menos veces al mundo cada uno. Reducir la ansiedad a la mitad. Un plan que era un secreto hasta que los gatos lo desenmascararon. No es algo tipo el señor oculto y Jekill, es más algo como dos iguales que enfrentan y reaccionan al azar de los días de manera natural. Distinta por supuesto. No caminas idéntico así como las pisadas en la nieve nunca son las mismas.